Por Eduardo Nabal
Inflexión marica (Editorial Egales) es una completa y compleja recopilación de valientes ensayos que nos llevan a diferentes autores, autoras y países que muestran como la etiqueta gay neoliberal, acomodado y estándar no se ajusta a muchas realidades, personales y colectivas, y no se ajusta a subjetividades variadas y cambiantes. Compilados por el argentino Diego Falconí, el libro se va apartando del mundo de la academia y la teoría para acercarnos a realidades de la des-estructuración social, el empoderamiento, la lucha por la supervivencia y diferentes estilos que abarcan del ensayo más o menos elaborado a la literatura, pasando por la narración de experiencias en primera persona desde nuevas identidades y post-identidades.
El artivismo, la seropositividad, la discapacidad, la prostitución, la situación socioeconómica, el cuestionamiento de modelos importados como el ‘matrimonio gay’, ‘el gay respetable’ o el ‘capitalismo rosa’ sirven de plataforma para articular distintas voces donde no falta ni lo femenino, ni lo masculino ni lo trans en diferentes contextos socioculturales pertenecientes a lugares dispares del continente.
Así, Falconi recoge voces distintas pero unidas por un nexo común: el paso a la ruptura de la identidad gay venida de lugares como EEUU, que no recoge las situaciones diversas que nos narran con pasión los diferentes autores y autoras del libro, que abarca países desde la propia Argentina y sus cambios, hasta Honduras, Brasil o Chile, con sus peculiaridades sumadas a las peculiaridades vividas sol@s o en comunidad de personas que, muchas veces, narran y crean desde ‘el cuerpo’ como renovado espacio político y cruce de discursos políticos, sociales y económicos etc.
De genealogías imprescindibles, como la obra del mítico activista Néstor Pelonguer, a la experiencia de mujeres indígenas en tránsito, activistas antisida o luchadores contra el ‘lenguaje del amo’, Inflexión marica no es la historia de un fracaso, sino de la explosión desde la multiplicidad una diversidad rica, arrojada y llena de matices que no se ajusta a las etiquetas identitarias más convencionales, abriendo espacios de posibilidad.
Nombres mas que conocidos en sus contextos, como Jorge Díaz o Martín de Mauro, frente a nombres nuevos que se adentran en los senderos del discurso en primera persona o de la literatura de la transgresión. Estamos ante un libro grande y diverso en muchos aspectos.