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Que el teatro ofrece múltiples posibilidades de expresión, incluso, hoy, de las realidades que históricamente se han considerado irrepresentables, es una evidencia que nunca le ha pasado por alto a los más estrictos sensores. Tampoco ha pasado inadvertida para quienes han visto en el género un «arma cargada de futuro» contra la lgtbqifobia. Es el caso del director teatral Martín Luther, que todos los sábados por la mañana desde principios de abril y hasta el 1 de junio está desarrollando en Centro de Artes Escénicas de Cádiz el primer Taller de Teatro por la Diversidad del municipio.
Luther ya ha utilizado el teatro en la lucha contra la violencia de género o el abandono que sufren muchas personas mayores. Para este nuevo frente de lucha cuenta además con la participación del actor José Manuel Vigo ‘Galeo’, coordinador del grupo de teatro de Cuerpos Periféricos en Red, que trata a su vez de impulsar un ‘teatro contra el odio’ en la ciudad.
«En la primera fase nos hemos dedicado sobre todo a trabajar los conceptos relacionados con la diversidad sexual. Conceptos que puedan llevarse al escenario. En gran medida, la expresión de género es un acto performativo, vinculado a la repetición de una misma acción», explica Luther.
Para ello, el director teatral ha utilizado la poesía y la música como punto de partida para la escenificación de esa diversidad afectiva y sexual: el soneto lorquiano El poeta pide a su amor que le escriba, la mítica canción de Mecano Mujer contra mujer o el no menos significativo tema de Tam Tam Go, Manuel Raquel. «Eran historias que merecían ser representadas, sacadas de su contexto como temas musicales para llevarlas a escena como parte de un repertorio con enorme trasfondo social», prosigue.
El taller ha comenzado con un reducido grupo de seis participantes pero espera poder abrirse a muchxs otrxs más. Uno de ellos es Manuel Gutiérrez, paciente psiquiátrico y trabajador en una asociación de pacientes de estas características, que ha encontrado en el teatro y en las ‘performances’ una forma de expresar su transexualidad. «Uso nombre y apariencia de hombre, pero me siento mujer. Por eso llevo años trabajando como monologuista en la expresión de esta realidad». Fuera del escenario, dice sentir un gran pánico a comportarse y presentarse como mujer trans.
En la segunda etapa del taller, que ha comenzado en mayo, el grupo está trabajando el significado político de los símbolos que identifican al colectivo lgtbiq. Luther utiliza en sus talleres una metodología inspirada por dramaturgos como Artaud, Grotovski o Tadeus Kantor. «En gran medida, la cultura dominante atrofia al ser humano y no le deja expresar determinados aspectos de su personalidad. Estos autores me ayudan a desafiar estas máximas. Así, de Grotovski me quedo con el actor pobre, de escenario vacío. De Kantor me interesa sobre todo su reflexión dramática sobre la muerte: si mentalmente no puedes matar a alguien, no puedes representar a un asesino», continúa el director teatral.
Un aspecto muy interesante de la sesión de esta mañana ha sido el ejercicio denominado ‘el cuerpo ausente’, cuerpo asesinado, sin vida, abatido por la homofobia, que transita por la ciudad hasta el lugar de su muerte, donde otra persona enciende unas velas en su recuerdo. Un ejercicio para ejercitar el dominio del espacio escénico.
«El teatro gaditano se ha quedado muy encasillado en el FIT (Festival Iberoamericano de Teatro) y es preciso abrir a nuevas posibilidades expresivas y nuevos temas», concluye Luther.
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