Herman: Galeo
La Muerte: Elisa Marín
Voz en Off de Abel: José León
Dirección: Xiomara Sáez
Escenografía: Pepa Punk
Vestuario: Pepa Punk y Kokoro
Música: Willy Sánchez de Cos
Fotografía: Oliva Jesús
Producción ejecutiva: José García
Ayudante de producción: Endika Erice
A finales de la década de los ochenta del pasado siglo, en el vórtice de la crisis del sida, el Estado cubano puso en marcha un sistema de tratamiento y control epidémiológico de la enfermedad que se pretendía pionero: la reclusión forzosa de toda persona diagnosticada VIH+ en la isla en un confortable, y vigilado, centro hospitalario. El experimento sociosanitario se materializaría en el sanatorio Santiago de las Vegas, situado a las afueras de La Habana, popularmente conocido como Villa de Los Cocos.
En aquel sanatorio, los pacientes (o, ¿los internos?) sentían la necesidad de contar sus experiencias y fundaron un taller literario en el que se produjeron varias piezas, entre ellas la obra Bajo la rueda, un texto narrativo del médico del centro y dramaturgo Juan Carlos Roque Moreno, que el equipo editorial y el grupo de teatro de ‘Cuerpos Periféricos en Red’ sometieron a una serie de transformaciones hasta convertirlo en la pieza dramática que se estrenará el próximo domingo 1 de diciembre, Día Mundial contra el Sida, en la Sala Central Lechera de Cádiz.
La silente tragedia del ‘sidatorio’ cubano ha sido objeto de distintas producciones culturales desde entonces, resaltando entre ellas de manera meritoria la película también cubana El acompañante, de Pavel Giraud, que representó a su país en la carrera por los oscar en 2017. El filme retrata de manera fidedigna cada matiz de ese férreo e inasumible control de la enfermedad, empezando por la necesidad que tenían los pacientes ‘no confiables’ de llevar un acompañante en cada una de las escasas, y controladas, salidas del sanatorio que se les permitía.
Sin embargo, Herman, el protagonista de Bajo la rueda, ya ha ascendido a la categoría de ‘confiable’. Es un homosexual enfermo de sida que quiso ser actor, que ha perdido a su compañero de habitación, Abel, el joven revolucionario también infectado de VIH y, por tanto, separado de su mujer y su hijos en este sanatorio de ‘Los Cocos’. Y al que rememora desde aquella misma habitación.
Es por eso que Bajo la rueda no solo tiene un hondo componente de crítica política y social, también representa la confrontación social de las identidades sexuales en los albores de la pandemia, la tensión entre los derechos a la salud pública y a la libertad sexual, la fuerza irreparable del poder igualatorio de la muerte.
Bajo la rueda, vista por ‘Cuerpos Periféricos en Red’
La adaptación y puesta en escena de la obra acometida por ‘Cuerpos Periféricos en Red’ utiliza múltiples referentes de la cultura y la lucha de las personas lgtbiq contra regímenes que las estigmatizaron y las persiguieron, como es el caso del régimen cubano en décadas no tan remotas, empezando por una escenografía basada en gran medida en las ilustraciones que el artista René Portocarrero diseñó en 1968 para la edición mejicana de la novela Paradiso, de José Lezama Lima, una de las cumbres de la narrativa cubana y cuya difusión se vio varios años prohibida en la isla por su contenido abiertamente homoerótico.
No hay batalla contra el sida que pueda articularse desde los presupuestos de la homofobia, el machismo, el racismo o la xenofobia. Y este es el espíritu del proyecto teatral en el que hemos puesto tanto empeño. Por eso nos parecieron pertinentes esa y otras múltiples referencias: la sinfonía número 5 de Gustav Mahler que Luchino Visconti elige para la versión cinematográfica de La Muerte en Venecia, de Thomas Mann, que pone música a la tragedia de la pasión por un adolescente mientras la peste penetra en la ciudad de los canales; la boina militar del ‘Che’, que promovió los primeros campos de trabajos forzados para homosexuales de Cuba tras la Revolución; La muerte y la doncella, de Franz Schubert…
En nuestra interpretación de la obra, Abel, el joven revolucionario (José León) ya no está, pero Herman, nuestro protagonista (Galeo), lo recuerda en la misma habitación hospitalaria que compartieron, mientras La Muerte (Elisa Marín) danza, deshinibida pero inexorable, a su alrededor.
Una mirada hacia el pasado reciente del sida para poder abordar el presente: tras la representación tendrá lugar una presentación de la evolución que ha experimentado el abordaje de la crisis del sida desde aquel ‘sidatorio’ cubano hasta esta nueva Píldora Pre Exposición que se está implantando en los países occidentales, cerrando el círculo de la medicalización de la sexualidad gay. Para esta presentación y posterior debate contaremos además con la presencia y colaboración del doctor Antonio Vergara, impulsor de la unidad de enfermedades infecciosas del Hospital Clínico de Puerto Real, que trató a las primeras personas enfermas de sida en la provincia de Cádiz, y que fundó el hogar para personas con VIH/Sida de Gerasa, en Chiclana de la Frontera, entidad a la que será donada el importe íntegro de la recaudación en entradas por este acto.
Este proyecto cuenta además con la colaboración del Ayuntamiento de Cádiz, a través de su Plan contra la Lgtbiqfobia y por la Diversidad Afectiva y Sexual.
Domingo, 1 de diciembre
Sala Central Lechera (Cádiz)
20.00 h.
Duración: 1 h 15 m
Precio: 2 €
Entradas dos horas antes en taquilla. Por anticipado, en el Centro Integral de la Mujer, desde el 25 al 29 de noviembre, de 10.00 a 14.00 h.
Qué rabia me da no poder ir a verlo porque vivo en Sevilla y no tengo vehículo pero debe de ser genial
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