
Por Marina Torti
Quien más me ama
Crezco tras mi letargo,
me elevo tirando de esas cadenas
que me anclaban al pasado.
Algunas escriben sobre el amor,
otras para saber quiénes son.
Yo me regodeo en mí ser
no encuentro un tema más interesante.
La palabra narcisista se vuelve
pequeña entre mis manos.
No hay ser más bello,
incoherente, nefasto a veces
para sus pensamientos.
La realidad es que me encanto,
me flagelo, me quiero.
Me autodestruyo para después
reaparecer entre mis propios escombros,
siempre más grande, más empoderada.
Sin duda; soy quien más me ama.
Sin sentido
Paseando sobre dos ruedas
vi un grupo de Ultra Derecha
enfrente del Ayuntamiento,
con dos grandes banderas
de mi país como defensa.
Sin evitarlo sentí pena,
siempre me produce tristeza
saber que hay gente que me odia
por el mero hecho de existir.
– Sin conocer si quiera mi humor negro
o el hecho de no poder hablarme
antes de mi primer café -.
Me paré, siempre me paro.
Quiero saber qué les hace
tan diferentes a mí.
Pero solo consigo ver a
seres humanos como yo.
La luz del sol despeja la sonrisa
triste de mi rostro, sigo pedaleando.
Me pierdo entre la multitud
dejando atrás ese odio sin sentido
que siempre me sorprende.
Transiciones
He tenido una de esas fases somnolientas,
demasiado larga para mi gusto.
Esas en las que me levanto para realizar mi rutina,
la que hago para sobrevivir; sin vivir.
De repente las sesiones de música se detienen,
mi humor se vuelve un tanto cruel.
Solo escribo mierda incoherente,
los orgasmos mentales desaparecen.
Miro tu foto pensando lo injusto que es morir.
Ver cosas que solo veía contigo,
escuchar sin poder comentarlo,
no contarte todas mis paranoias diarias.
Sin estar sola, sin evitar echarte de menos,
es ahí cuando pienso que merecías más.
Por eso cuando dejo de tener ganas
miro tu foto pensando que solo hay una vida.
Una en la que puedo elegir estar mal
o disfrutar todos mis momentos sin ti.
Todo lo demás
Puedes relajarte, abrirte en canal si quieres.
Eso me dijo mi psicoanalista al sentarme frente a ella.
Abrirme en canal. Una frase un tanto peligrosa
para alguien tan literal.
Seguramente toda mi sangre
derramada le succionaría el habla.
Ya no podría disfrutar
de sus elocuencias a la hora de opinar
sobre mí, sobre mi verdad.
Porque la locura no es algo oscuro
que hay que ocultar.
La locura es algo que nos pertenece
para sobrevivir a todo lo demás.
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