Por Eduardo Nabal
Dirigida para televisión por Ryan Murphy, The Normal Heart adoptó la condición de película en toda regla, fue la valiente adaptación del propio Larry Kramer de su obra homónima, escrita en 1985 y filmada en el año 2004.
Con Mark Ruffalo como Ned Weeks a la cabeza del reparto y un variado elenco que incluye a Julia Roberts en el papel de doctora, The normal heart ha sido un testimonio y un drama desgarrador sobre los primeros tiempos del sida en EEUU y sobre cómo los gays afectados tuvieron que enfrentarse a la desidia homófoba de las autoridades, ganando lentamente adeptos a su causa.
En Ned Weeks, el propio Kramer se autoretrata como un luchador empedernido y sin pelos en la lengua, lo que le lleva a enfrentarse a sus propios compañeros de Gay Men Health Crisis, surgida como iniciativa de los propios homosexuales para buscar ayuda cuando solo encontraban silencio y muertes.
Murphy supera el formato de telefilme, en parte, gracias a las magníficas interpretaciones de protagonistas y secundarios, así como con una visión geométrica del tiempo y el espacio en el que se desarrolla la trama, en el que van cayendo muchos personajes ante una enfermedad sobre la que se sabía todavía muy poco.
Menos combativa y más pesimista que la magistral 120 pulsaciones por minutos, The normal heart nos muestra al comienzo una comunidad gay despreocupada y hedonista y luego una lucha sin cuartel contra el miedo y la inacción de los representantes públicos.
El dolor y la indignación atraviesan el filme, y Ruffalo sabe sacar los múltiples matices del personaje conductor de esta tragedia colectiva, que es también el retrato de una lucha enconada. The normal heart adapta una obra de teatro con diálogos punzantes y réplicas inteligentes, pero también pone imágenes bellas o estremecedoras a un argumento que ya es historia.
Aunque el peso cae sobre la fuerza expresiva de los intérpretes, el realizador no descuida los detalles de ambientación histórica, saltos espacio-temporales ni la mezcla de ironía y melodrama que recorren todo el metraje de The normal heart.
Un filme duro, sin concesiones, que es también una denuncia de la ignorancia promocionada por las fuerzas vivas en los primeros momentos de la pandemia. Mucho mas allá del telefilme, The normal heart puede considerarse una excelente muestra de cine independiente y sin tapujos que a partir de una obra de teatro del propio guionista crea un doloroso y envolvente universo audiovisual.
A pesar de la crudeza de sus imágenes y de la potencia de su denuncia, sus 133 minutos de duración no se hacen largos debido a un ritmo perfecto y a una historia contada con impresionante veracidad, sin excluir el lirismo, la comedia negra, el melodrama familiar y el cine político.
Ni en la obra ni en la película Kramer elude aspectos autobiográficos volcados en personaje de Ned, como la tensa relación con su hermano, la lucha polémica y la búsqueda del cambio social.
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